Éramos un mar de alimento para el metálico monstruo. Uno a uno, entrábamos, encadenados, mientras nos latigueaban las espaldas, maléficos cuidadores con sus uniformes de servidumbre. Dentro de las bocas del ente, nos apretábamos, esperando el martirio. El ser con un rugido juntaba los colmillos de sus múltiples fauces, mientras nos encerraba en su interior, y nosotros tratábamos de aprovechar cómodos nuestros últimos momentos, pero no sé por qué pensábamos en la comodidad.
Lo peor de todo, que lamentablemente notamos después, fue que la bestia (que a nuestros ojos era tan terrible), iba a llevarnos a un lugar peor...
1 comentario:
Ya lo he leido... no es el mismo de la otra vez? Pero de que otra vez hablo? Si ya cuando hable de la otra vez, este pasará a ser la otra vez de lo que te trataba de hablar de la otra vez que te dije antes de decirte que esto era similar a lo de la otra vez.
Curiosa la metafísica Gaussiana Euleriana de Descartes cuando habla de que todo nace del pensamiento y termina en el pensamieto. Si el pensamiento es el universo... entonces porqué nos limitamos a un cierto sector de éste y no averiguamos el profundo sentido de lo que creemos ser...?
...
Creo que me fui en la volada.
Saludos ^^
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