Era el estereotípico tipo que tenía un departamento de soltero, desde el cual iba al centro, a su oficinita miserable para trabajar como el subyugado que era, el subyugado que había nacido para serlo, e iba sagradamente contento, pero consciente de que era un engranaje. Pero él se creía el engranaje de oro, el engranaje central y más brillante.

Todas las mañanas se despertaba y miraba el sol por la ventana de su departamento (cuando el verano se lo permitía), y se decía "hoy sí lo hago", y partía com todo el ánimo del mundo al gimnasio de su edificio, a hacer 100 abdominales, 50 flexiones y otros tantos ejercicios de máquinas, nadaba 20 minutos y luego se bañaba, pensando "hoy sí", mientras se ponía champú, se enjabonaba, y cuando salía y se afeitaba (sólo cada 3 días), lo seguía pensando. Luego, se bebía un café, comía unas galletas o bien un pocillo con cereales, y salía para caminar al metro, el cual no estaba muy lejos de ahí. Primer cigarro del día. Y seguía firme en su convicción de que hoy sí lo iba a hacer. Quizá, hoy lo hiciera y le resultara. Apagaba su cigarro, tomaba el Publimetro y la Hora e ingresaba al metro. Cargaba, como todas las mañanas, su tarjeta Bip! con dos mil pesos y pasaba a tomar el metro. Ahí, obviamente, era uno más del mar de gente, todos ellos que se despertaron temprano, miraron el sol por la ventana, y quizá algunos hicieron ejercicios u otros no, es más, puede que algunos nisiquiera se hayan bañado ni tomado desayuno. Pensaba el tipo en cuestión que era muy afortunado por tener todo ello, o más bien, porque creía tener todo "ello", y suponía que era mejor que los demás.
Pasan seis estaciones y tiene que bajarse. Pensaba "debería comprarme un mp3", porque creía que así se olvidaría más aún del mundo que estaba bajo él. Cuando sale a la calle, se fuma el segundo cigarro del día y, mientras camina a su trabajo, [...]
el hombre se da cuenta que nada ya tiene valor, y se retira de este plano con la mente en blanco.
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No es así como supuse que terminaría lo que iba a escribir, pero cómo me podía haber imaginado el final sin tener el ni el principio terminado.